“No se olviden nunca de su dignidad humana. No tengan miedo de mirar a los demás a los ojos porque no son un descarte, sino que también forman parte de la familia humana y de la familia de los hijos de Dios”. Con estas palabras el Papa Francisco alienta a un grupo de migrantes que se encuentran en el Campo de Acogida de Lajas Blancas, a las afueras de la selva panameña del Darién, en donde viven alrededor de 3.000 migrantes que provienen de Venezuela, Ecuador, Colombia, Haití, Nicaragua y otros países latinoamericanos.En la misiva, firmada en San Juan de Letrán, el 21 de marzo de 2024, el Santo Padre les manifiesta su cercanía y les recuerda que él también formó parte de una familia de migrantes “que salieron en búsqueda de un mejor porvenir”.“Hubo momentos en que ellos se quedaron sin nada, hasta pasar hambre; con las manos vacías, pero el corazón lleno de esperanza”.Asimismo, el Sumo Pontífice agradece a los Obispos y agentes de pastoral de Panamá, Colombia y Costa Rica que se encuentran reunidos del 19 al 22 de marzo en Panamá para abordar las cuestiones pastorales de la crisis migratoria, en el evento denominado “Pascua con nuestros hermanos migrantes”.“Ellos son el rostro de una Iglesia madre que marcha con sus hijos e hijas, en los que descubre el rostro de Cristo y, como la Verónica, con cariño, brinda alivio y esperanza en el viacrucis de la migración. Gracias por comprometerse con nuestros hermanos y hermanas migrantes que representan la carne sufriente de Cristo, cuando se ven forzados a abandonar su tierra, a enfrentarse a los riesgos y a las tribulaciones de un camino duro, al no encontrar otra salida”.Y a las personas migrantes que se encuentran reunidos en esta ciudad panameña, el Papa Francisco los alienta a no tener miedo y a defender su dignidad humana.>
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